martes, 27 de octubre de 2020

lunes, 10 de abril de 2017

Huevos con amor

Hoy me hice para desayunar: huevos revueltos con chorizo. Los acompañé con tortillas de maíz, calentadas directamente del fuego, por eso tienen las orillas tostadas (alguien podría decir quemadas). Agregué a mi plato, queso fresco y aceitunas verdes molidas. Una naranja, un vaso con agua y acabé bebiendo té de manzanilla. ¡Vaya combinaciones!, dirán ustedes... Pues si vieran que lo disfruté mucho.

Claro está que lo importante de la comida son los ingredientes, la frescura, la calidad. Pero lo más importante de este delicioso desayuno (y de toda la comida) es que esté hecha con AMOR.


Cuando cocinas con amor todo todo tendrá un sabor especial. A los ingredientes los tratas delicadamente, les hablas, les dices quién se los va a comer, y les juro, parece que entendieran. Querido chorizo, ahora te pondré en el fuego, luego que estés bien doradito, incluiré los huevos, ya verás cómo harán un equipo que se integrará y producirán un “Huevito con chorizo delicioso”… Entonces los mezclo con una pala de madera, los junto y los revuelvo y los vuelvo a juntar y a revolver hasta que son uno.

Chorizo: Existe una variedad muy grande de chorizos, pero en este caso, me refiero al chorizo norteño de mi país México. Por lo general están elaborados con las entrañas del cerdo, los hay de res, de pollo y de pavo…


domingo, 3 de octubre de 2010

Domingo en el Norte

Esta mañana me hice unas migas con huevo, les puse sal y las acompañé con una rebanada de jamón de pierna de pavo para sandwich Kir. Además tres tortillas calentitas y un jugo de naranja.
A esta hora (2 después del desayuno) tengo la panza del tamaño del mundo. Ya había dicho que no iba a comer tanto, pero el hambre que me dio esta mañana me hizo perder el control. Y es que no ceno. Así que por las noches ya estoy pensando en lo que desayunaré...
Ahora me voy en la bicicleta a recorrer las calles de este mi nuevo lugar donde moro.
Por la tarde iré al cine y luego me sentaré en una banca de la plaza. Ayer comenzó el Festival Internacional de Cultura de Tamaulipas... y es posible que hoy me encuentre con algo interesante.

No piensen que estoy gorda, peso 49 kilos, sin embargo, al paso que voy entraré en los cincuenta y subiré, subiré, sesenta, setenta, ¡ay!, si no paro con estos desayunos abundantes y engordadores... Pero ¡qué rico es comer!


Foto tomada de Mis Imágenes de Google:

viernes, 18 de junio de 2010

Mango

Tengo un vecino divorciado y atractivo que me obsequió un mango. Lo deposité en el frutero y dejé que se madurara algunos días.

Y es que el mango maduro despide un olor delicioso que llena el espacio, como el vecino cuando viene a visitarme y deja su fragancia invadiendo mi piso.
¡Delicioso! Lo estoy saboreando.

(Pasaron unos días).

Planes de hoy: Ir al árbol de mi vecino a espiar…
¡Quiero otro mango!

viernes, 11 de junio de 2010

Naranjas al jerez

Hago una nueva yo de mi vieja persona.

Del diario Cancún comenzó siendo un blog para comentar de mis comidas en la calle, en restaurantes, o de mis alimentos en general… Pero era inconsistente al salir a cenar o desayunar fuera y además me salía muy caro.
Puede ser que en unas semanas me mueva de Cancún y que mi lugar de residencia no sea más el Caribe. Pero de comer no podré mudarme. Así que comienzo, o mejor dicho, retomo la idea original del blog. Y cuento de una buena vez qué estoy comiendo, en mi casa o fuera...

Las naranjas estaban en el frutero, yo quería algo más que desgajarlas y comerlas.
Las lavé bien y las pelé. A una, la rallé y la exprimí.
Puse el jugo, la ralladura, el azúcar y el vino en un cuenco.
Rebané las demás naranjas en rodajas delgadas y las eché también al recipiente.
Mezclé y metí a la nevera el cuenco con todo adentro.
En pocos minutos estuvo fresquito y ¡listo para comer!

Ingredientes:
6 naranjas dulces sin semillas.
1 vaso de vino tinto jerez dulce.
6 cucharadas de azúcar morena.

Imagen tomada de Mis imágenes de Google:
http://www.biodieselspain.com/pics/naranjas.jpg

viernes, 26 de marzo de 2010

Vacaciones

Mirar las gaviotas, tirarte sobre la arena, sentir la brisa... bañarte en el mar. No hacer nada.
Beber algo refrescante, después, ¿por qué no?, un ceviche de caracol. O unos camarones al ajillo. Quizás un pescado frito, o unas buenas arracheras y guacamole... hacer la siesta, leer un libro, ver películas, comer palomitas de maíz.
Sin olvidar el amor, la compañía de amig@s, la fiesta, el buen rollo...

Y el miércoles 31 de marzo, no se te olvide: La Casa de la Cultura de Cancún, a las 19:30.

Te invito a que vengas a un espacio de literatura en el mar. A la presentación de la novela "Bigote Prieto. Una historia de mujeres en la Revolución Mexicana".

¡Hasta pronto!

jueves, 30 de julio de 2009

Puerto Morelos

A mitad de camino entre Cancún y Playa del Carmen tenemos Puerto Morelos.
Allí está la mejor y más completa librería en inglés de la región Alma Libre Bookstore. Venden, compran e intercambian libros nuevos y usados. Sus dueños son canadienses y solamente abren la temporada de primavera verano. Tienen una sección pequeña de libros en español y algunas veces allí he encontrado ejemplares de segunda mano que en las librerías normales de por aquí ni en sueños encontraría…

Alma Libre está en el centro del pueblo, frente a la plaza y a un costado de la playa. Restaurantes de mariscos y de diferentes especialidades, tiendas de artesanías, cibercafés, el paseo marítimo y un muelle, entre otros, es lo que te encuentras cuando vas a por libros.

Vale la pena sentarte en un café que está a la orilla de la playa: La aldea del mar. Café (me atendió la dueña y fue bastante simpática). Si lo que quieres es algo fresco porque sientes que mueres del calor y de sed, las aguas de frutas, refrescos y tés helados son recomendables para las altas temperaturas.




Y bajo la sombra, a la orilla del mar, con un buen libro y saboreando un agua de limón con chaya… ¡allí nos vemos!

sábado, 11 de julio de 2009

Desayuno sabatino


Estoy dudando entre los huevos revueltos o el omelette...

¿Qué me recomiendas?

domingo, 5 de julio de 2009

El Ceviche de Cancún

Cómo me gusta el ceviche. Es fresco, saludable y se lleva muy bien con el mar, el sol, l@s amig@s, las cervezas bien heladas con y SIN. Se puede cocinar de diferentes maneras: de pescado, mixto (pescado y camarón, por ejemplo) o de mariscos. Voy a poner la receta del más simple y que hago a menudo:

Ingredientes:
½ kilo de Sierra (o Rape.)
5 tomates.
1 cebolla.
4 limones.
Unas hojitas de cilantro (o perejil.)
Tres cucharadas de aceite de oliva.
Sal y pimienta.

Preparación:
Cortas el pescado en trozos pequeños (como dados) le agregas el jugo de los limones dejándolo reposar una o dos horas. De esa manera el pescado se cuece.
Mientras tanto se pica la cebolla, el tomate y el cilantro. Se revuelven todos los ingredientes añadiéndoles sal y pimienta al gusto. A veces le pongo aceitunas. ¡Ah! No se olviden del aceite de oliva. (Hay quienes le escurren un poco del limón que coció al pescado, pero yo no, a mí me gusta el sabor acidito.)
Lo sirvo compañado con galletas saladas, guacamole y ¡a disfrutar!

Pero no era del ceviche comestible de quien quería hablar, sino del Monumento al Ceviche que tenemos en Cancún… Punto de reunión de los futboleros, de las personas que inician marchas o manifestaciones, el lugar ideal para encontrarte con alguien, etcétera. Está hecho por Lorraine Pinto, neoyorquina. Es de fibra de vidrio y ocupa el lugar más importante en la ciudad, justo donde convergen las avenidas Tulum y Cobá. Y está allí desde el 12 de octubre de 1994.

El Ceviche ya dio lo que tenía que dar (a quienes lo pusieron allí). Es tiempo de cambiarlo. Reubicarlo, si quieres. En su lugar quedaría muy bien una fuente, unas palmeras y tal vez con una pirámide a escala. Algo digno, discreto, elegante. Dejemos ya las alegorías a un lado.
¡Dejemos el ceviche para la comida!

martes, 16 de junio de 2009

La decisión

Estudiaba en la universidad la primera vez que vine a Cancún de vacaciones.

Me impresionaron, de entrada, sus playas, la blancura de la arena, los colores del mar… y su gente, que tenía un acento tan diferente del mío norteño.

Además, había momentos en que creía escuchar otro idioma. Y descubrí que, efectivamente, hablaban maya.

Entonces decidí: «Aquí voy a vivir de grande».